El queso,
el rey de las tapas
Tapas
Una “tapa” en España es esencialmente un aperitivo que se sirve en la mayoría de los bares o restaurantes acompañando a la bebida. A este consumo itinerante se le llama “tapeo”, o “ir de tapas”.
La historia de la tapa se remonta a la época del Rey Alfonso XIII. La leyenda dice que el rey paró a tomar una copa de vino y que el propietario del establecimiento le puso la copa de vino tapado con una loncha de queso para evitar que entraran moscas o polvo. Al rey le gustó tanto la idea de acompañar la bebida con algo de comida que siguió pidiendo lo mismo en todos los sitios dónde iba.
El queso es un producto muy versátil para acompañar los a vinos o las cervezas como “tapa”. Es también un aliado imprescindible en cenas informales con amigos o familia donde el concepto es compartir diferentes platos.
Para potenciar su sabor, dependiendo de la preferencia de cada uno, el queso puede ir acompañado de uvas, mermelada de higo, tomate gratinado, nueces o aceitunas.
Cómo cortarlo
¿POR QUÉ SE CORTA EN CUÑA?
Porque es importante degustar el queso desde su corazón más tierno hasta su corteza, la parte más curada.
TRUCO!
Para conseguir que el cuchillo se deslice por el queso fácilmente podemos mojar la hoja del cuchillo con agua caliente.
Dejar algo de corteza para una perfecta presentación y un disfrute completo del sabor y aromas del queso.
Cortar el queso por la mitad
con un cuchillo de doble mango.
Volver a cortar en dos
una de las mitades.
Cambiar a un cuchillo afilado de
unos 15 cm. y partir el cuarto en
tres cuñas.
Cortar cada cuña hasta
conseguir triángulos planos de
unos cinco milímetros de grosor.
Servir y degustar
Conservación y consumo
Se aconseja cubrir con papel parafinado la superficie del queso una vez cortado.
La temperatura ideal de conservación del queso oscila entre 1ºC y 8ºC (nunca superior a 15ºC).
Cuando lo vayamos a consumir, dejar reposar el queso a temperatura ambiente durante unos 10 minutos para disfrutar de todo su sabor.
Para un consumo en un corto plazo dejarlo fuera de la nevera, entre 16ºC y 20ºC, en una campana quesera con base de madera que aísla de humedades y permite que el queso “respire”.